Siempre
se ha conocido a Toledo por su artesanía y sobre todo por el damasquinado
toledano. Hacer una historia exhaustiva del mismo es labor que bien merece un
espacio mayor del que se nos puede marcar. Testificar la antigüedad del
damasquinado toledano requiere el hallazgo de pruebas históricas que autoricen
a afirmarlo, pero el arte era algo que complementaba los conocimientos de
aquellos magníficos artesanos de los metales, que lo mismo forjaban,
cincelaban, repujaban, grababan o damasquinaban.
Plato damasquinado.Fuente:AlasorillasdelTajo |
Se llegó
a afirmar que ya se estaba damasquinando en el siglo XVII en Toledo. Este
oficio se convirtió en la seña de identidad de la ciudad pero, con el paso del
tiempo, el arte del damasquinado toledano se vio afectado por una serie de
factores. La aparición del trabajo industrializado dejó en un segundo plano el
trabajo manual. Y con ello, no nos referimos al poco valor que se puede llegar
a otorgar a este oficio, sino a la caída de la venta del mismo. Claro está que
el turista mira el precio, que la crisis ha conllevado a que este hecho sea más
que evidente. A esto se suma la subida del precio del oro, uno de los
materiales empleados por los artesanos en la elaboración de las piezas.
Cada
vez hay menos artesanos, ¿será esto una razón para llegar a decir que se está
perdiendo parcialmente el valor del arte toledano? Al turista que llega a la
ciudad ¿quién se atreve a decirle que se requiere de mucha concentración, paciencia,
esfuerzo y trabajo para la realización de una pieza damasquinada en oro o en plata? cuando lo
primero que pregunta es ¿qué precio tiene?
Claro
está que el sector de la artesanía toledana no está pasando por sus mejores
momentos, que la crisis ha afectado este oficio pero no hay que olvidar que
hablar de Toledo es hablar del arte toledano. Toledo no es solamente la tierra
de los monumentos, lo es del arte y la artesanía, lo es de aquel que ajusta el alma a través de las manos para
hacer algo único.
La artesanía del damasquinado se pierde, o está en periodo de extinción. Y cuando no haya remedio, se intentará reflotarlo, y ya será demasiado tarde. Ya no quedan muchos artesanos, y los pocos que quedan, mal viven , y mendigan por los comercios para que les compren sus artículos hechos a mano. La irrupción de los productos manufacturados, les está dando la puntilla, y en estos momentos de crisis económica, más aun, ya que el turista, busca precio, no calidad. Hagamos algo, para que esta artesanía, que es única y muy rica en el mundo, no se pierda. Hago un llamamiento a las autoridades, Ayuntamiento, Diputación, Junta de Comunidades, para que actúen rápidamente antes de no haya remedio.
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